October 2, 2015

Alégrense en el Señor

Los retos que enfrenta la vida familiar pueden llegar a ser abrumadores

Archbishop Joseph W. Tobin

Cuando el Sínodo de los Obispos se reúna este mes en Roma para abordar el tema de “La vocación y la misión de la familia en la Iglesia y en el mundo contemporáneo,” se prestará enorme atención a los retos que enfrentan las familias hoy en día. Esto puede llegar a parecer abrumador dada la variedad de asuntos y su complejidad.

Según se indica en el “Instrumentum Laboris” (el documento de trabajo) que ofrece un bosquejo de lo que se debatirá en el sínodo, las familias contemporáneas deben enfrentar cuatro desafíos principales: 1) culturales, 2) económicos, 3) estructurales, y 4) retos de desarrollo (o “afectivos”). Permítanme ofrecer algunas reflexiones acerca de cada uno de estos desafíos.

Se ha escrito mucho acerca de cómo la cultura contemporánea desafía la noción tradicional del matrimonio y de la vida familiar. Tal como lo señala el documento del sínodo, solamente una minoría vive, apoya y promueve hoy en día las enseñanzas de la Iglesia Católica en cuanto al matrimonio y la familia. La cifra de matrimonios, sean religiosos o no, va en descenso, en tanto que aumenta el índice de divorcios.

Desde hace ya algún tiempo la noción tradicional del significado y la importancia del matrimonio para la sociedad se ha deteriorado. Tal como lo evidencia la reciente decisión de la Corte Suprema de EE. UU. en cuanto a los matrimonios del mismo sexo, la noción del matrimonio de la Iglesia resulta abiertamente contraria a la cultura predominante.

Los desafíos económicos también representan una grave amenaza para las familias. El documento de trabajo del sínodo apunta a los salarios bajos, el desempleo y la inseguridad económica como factores que influyen negativamente sobre la vida familiar. También señala que: “En la familia se refleja de modo particularmente agudo el efecto de la falta de equidad económica, que les impide crecer: falta una casa propia; no se engendran hijos; cuando se tienen encuentran dificultades para cursar sus estudios y llegar a ser independientes; se les impide poder hacer planes para el futuro con tranquilidad.”

El papa Francisco insiste en que es necesario que se produzca un cambio de parte de toda la sociedad para superar los desafíos económicos que enfrentan las familias de hoy. “El crecimiento en equidad exige algo más que el crecimiento económico, aunque lo supone—expresa el Papa—requiere decisiones, programas, mecanismos y procesos específicamente orientados a una mejor distribución del ingreso, a una creación de fuentes de trabajo, a una promoción integral de los pobres que supere el mero asistencialismo.”

Las familias de hoy en día también enfrentan desafíos estructurales que abarcan la interrogante de quién debe formar parte del núcleo familiar. La atención que necesitan padres y abuelos conforme avanza su edad se ha convertido en una cuestión muy importante ya que las personas viven más tiempo y requiere más acceso a atención médica y ayuda en su vida cotidiana.

La ruptura de los matrimonios tradicionales y el aumento observado contemporáneamente en la cantidad de familias “fusionadas” puede provocar confusión en cuanto a quién pertenece a quién, y quién tiene la responsabilidad de atender a los parientes ancianos, discapacitados o viudos. El documento del sínodo también pone de relieve las repercusiones que tienen sobre muchas familias los problemas de migración, explotación sexual de menores y la función de la mujer.

Por último, todos estos desafíos afectan la estabilidad, la madurez y la salud emocional de las familias de hoy en día. El documento de trabajo del sínodo denomina a este desafío “fragilidad afectiva” y señala que esta es una cuestión de gran actualidad: “una afectividad narcisista, inestable y cambiante que no siempre ayuda a los sujetos a alcanzar una mayor madurez.” Es decir, la inestabilidad en la vida familiar a menudo dificulta que las personas maduren y crezcan como debieran. El resultado es un círculo vicioso en el que los padres inseguros emocionalmente son incapaces de criar hijos de formas sanas y responsables.

Los desafíos pastorales que enfrenta la Iglesia son reflejo de los desafíos que enfrentan las familias. Tal como apunta el documento de trabajo del sínodo: “la Iglesia siente la necesidad de decir una palabra de verdad y de esperanza.” Esta no es simplemente una promesa vacía de que todo va estar bien, sino que debe interpretarse como palabras de aliento y valor.

En presencia de desafíos que pueden parecer abrumadores, la Iglesia cree que los seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios, tienen la capacidad de responder a “las grandes preguntas acerca del significado del ser hombres.” Es decir, con la ayuda de la gracia de Dios, grandes esfuerzos y determinación, podremos establecer (o restituir) estructuras familiares que resulten sólidas y estén apoyadas por sistemas económicos, culturales y políticos que contribuyan a construir familias y no a destruirlas.

El documento de trabajo del sínodo afirma que: “El mensaje cristiano siempre lleva en sí mismo la realidad y la dinámica de la misericordia y de la verdad, que en Cristo convergen.” Nuestra labor es abrir nuestras mentes y corazones al Evangelio y aplicar su verdad concretamente a las circunstancias de las familias de hoy en día.

Que la Sagrada Familia de Nazaret interfiera por todas las familias y nos muestre el camino para superar todos los desafíos y encontrar la alegría en Cristo. †
 

Traducido por: Daniela Guanipa

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