November 3, 2017

Cristo, la piedra angular

Compartir el viaje: el llamado a amar al prójimo

Archbishop Charles C. Thompson

“Sabemos sin lugar a dudas que estas son víctimas inocentes, que merecen ser tratadas con respeto y dignidad, que son las personas que la Biblia nos exhorta a que amemos. Al obedecer al llamado del papa Francisco de compartir su camino, llegamos a comprender esta verdad.”
(Sean Callahan, presidente de Catholic Relief Services)

El papa Francisco considera que es de vital importancia para los cristianos de todo el mundo “compartir el viaje” de los inmigrantes y los refugiados que se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de una mejor vida en otro lugar. Para lograr que este profundo acompañamiento espiritual sea una realidad, el papa Francisco ha emprendido una campaña de dos años de duración, en colaboración con Caritas Internationalis, la organización de caridad internacional de la Iglesia.

En esta campaña titulada «Compartir el viaje» participan diócesis de todo Estados Unidos, inclusive la Arquidiócesis de Indianápolis. La Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB), Catholic Relief Services (CRS) y Catholic Charities USA (CCUSA) patrocinan conjuntamente esta campaña en los Estados Unidos. Tanto CRS, cuya labor abarca más de 100 países, y CCUSA, el organismo nacional de la Iglesia católica, forman parte de Caritas Internationalis.

¿Por qué es tan importante esta campaña de dos años? El papa Francisco está convencido de que la crisis migratoria internacional y el desplazamiento de personas, familias y comunidades enteras es algo que no se puede reducir a un asunto de política pública, de ideologías o conflictos raciales. Detrás de cada lucha para encontrar seguridad, alcanzar la libertad y una mejor forma de vida, se encuentra la historia profundamente personal de cada refugiado. Únicamente al conocer y compartir estas historias podemos llegar a captar la magnitud de lo que están viviendo nuestros hermanos y hermanas, tanto aquí en nuestro país, como en todo el planeta.

El cardenal Daniel N. DiNardo, arzobispo de Galveston-Houston y presidente de la USCCB, ha afirmado que esta campaña es “al mismo tiempo, espiritual y práctica.” Este es un ejemplo de los “católicos del tanto y el como” que resultan tan importantes para nuestra forma de vida católica. La campaña “Compartir el viaje” nos invita a rezar con y por los inmigrantes y refugiados. Nos desafía a convertirnos en las almas gemelas de nuestros hermanos desplazados, a compartir su camino de una forma profundamente espiritual y al mismo tiempo nos desafía a actuar, a abrir nuestros hogares y corazones, y a dar la bienvenida a aparentes extraños que, en verdad, son miembros de la misma familia de Dios.

Actuar en nombre de los inmigrantes y los refugiados puede adoptar diversas formas. Podemos acercarnos personalmente, como lo ha hecho el papa Francisco, para ofrecer alimento, vivienda, vestido y medicinas. Podemos apoyar la labor de Catholic Charities, Catholic Relief Services y de Caritas Internationalis.

Podemos escribir a los funcionarios gubernamentales e insistir en que nuestra política nacional sea reflejo de la justicia y la misericordia, en concordancia con nuestros valores como estadounidenses. Podemos expresar nuestras opiniones en las redes sociales o en otros medios de comunicación para defender los derechos y la dignidad humana de las personas y las familias que han sido objeto de opresión en su tierra natal y que, a menudo, caen en el olvido y el abandono en su búsqueda de una vida mejor y más humana para ellos y sus familias.

Nuestra motivación para llegar a los representantes de los 65 millones de personas en todo el mundo (la cifra más alta desde la II Guerra Mundial) es la caridad; es el amor al prójimo que Cristo nos ordena que demostremos, incluso en las circunstancias más difíciles.

La parábola del Buen samaritano (Lc 10:25-37) ilustra cómo debemos tratar a los extranjeros que necesitan nuestra ayuda. Al presentar al samaritano como el buen vecino, el Señor elimina los prejuicios locales de sus interlocutores y deja en claro la responsabilidad de compartir el viaje de los necesitados. Sabemos que la caridad empieza por casa, pero el Señor nos desafía a ir más allá de lo que nos resulta familiar y cómodo, y a caminar (espiritualmente y en la práctica) incluso con quienes nos resultan incómodos, sencillamente porque sus costumbres son extrañas para nosotros.

Si en verdad caminamos con los inmigrantes y los refugiados en Indiana y en todo el mundo, experimentaremos su grave situación de un modo muy personal. Resistiremos la tentación de decir que sus problemas no nos incumben o que sus caminos son distintos de los nuestros.

Busquemos formas genuinas para participar en la campaña “Compartir el viaje” del papa Francisco. Si rezamos con sinceridad, diciendo “Señor, ¿cómo puedo caminar junto a mis hermanos inmigrantes y refugiados? ¿Cómo puedo compartir su camino?” Él nos responderá. Nos demostrará cómo seguir sus pasos puesto que Él camina con quienes no tienen dónde reposar su cabeza.

Pidámosle a la Sagrada Familia, que vivió el desplazamiento y las penurias que atraviesan todas las familias inmigrantes, cuando huían de la injusticia del tirano Herodes, que nos ayude a acompañar a todos los que buscan una mejor vida. †

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