April 18, 2025

Mensaje de Pascua del Arzobispo Charles C. Thompson

Queridos hermanas y hermanos en Cristo:

Archbishop Charles C. Thompson¡Feliz Pascua de Resurrección! Una vez más, celebramos la cumbre de nuestra fe cristiana: la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. Durante el festejo de este 2025, conviene que reflexionemos sobre aquella primera experiencia del Señor Jesucristo resucitado.

Que fue tanto comunitaria como individual. Según el Evangelio de Juan, María Magdalena fue la primera en toparse con la tumba vacía; en el Evangelio de Lucas, otras mujeres la acompañaban. Corrió a avisar a Simón Pedro y a Juan, que se dirigieron inmediatamente al sepulcro. Juan fue el primero en llegar, pero esperó a que Pedro entrara en el sepulcro.

Más tarde, el Cristo Resucitado se aparecería a María Magdalena, a los que iban camino de Emaús y a los discípulos reunidos a puerta cerrada, quienes habrían de recibir la efusión del Espíritu Santo en Pentecostés y saldrían a proclamar la Buena Nueva de la Salvación mediante la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.

¿Cómo debemos proceder ante esta experiencia comunitaria del Señor Jesucristo resucitado? Un encuentro tan increíble con la persona de Jesucristo, crucificado y resucitado, no es algo que debamos guardarnos para nosotros mismos. Esta es la esencia de la alegría Evangelio: se trata de una alegría que debe ser proclamada y compartida con los demás. Lo hacemos como testigos de la fe, peregrinos de la esperanza y discípulos misioneros de Jesucristo. Quizá por eso este año ha aumentado tanto la cantidad de personas que pasan a formar parte de la Iglesia, así como la razón por la que tantos se reúnen para celebrar la misa del Domingo de Resurrección.

En medio de las noticias del aumento de los índices de soledad, depresión, adicción, abuso y violencia, la humanidad redescubre la importancia de las relaciones interpersonales para la salud, la felicidad y el bienestar personales.

Somos seres comunitarios por naturaleza. Es por esta razón que Jesús, justo después de ser identificado como el Cristo, el Hijo de Dios, y antes de su muerte, declaró que fundaría la Iglesia para la misión permanente de instaurar el Reino de Dios. Eligió salvarnos, no solo como individuos, sino como comunidad de creyentes.

Juntos, seguimos cargando las heridas de nuestra condición humana y celebramos la victoria del Señor resucitado sobre el pecado y la muerte. A pesar de la violencia y la injusticia que persiste a nuestro alrededor—e incluso entre nosotros—que nos esforcemos por acompañarnos unos a otros hacia un mayor encuentro con Jesucristo resucitado. ¡Solamente Él es nuestra esperanza y salvación! ¡Aleluya, aleluya!

De ustedes en Cristo,

Arzobispo Charles C. Thompson

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