February 12, 2021

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

El papa Francisco reza por la integridad en las comunicaciones

En su mensaje para la 55.ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, el 24 de enero, el papa Francisco combinó elogios a la valentía de “periodistas, camarógrafos, montadores, directores que a menudo trabajan corriendo grandes riesgos” con una severa advertencia sobre los peligros de las comunicaciones en línea, donde “se han vuelto evidentes para todos también los riesgos de una comunicación social carente de controles. Hemos descubierto, ya desde hace tiempo, cómo las noticias y las imágenes son fáciles de manipular, por miles de motivos, a veces sólo por un banal narcisismo.”

Gracias a los esfuerzos de muchos profesionales de la comunicación, “conocemos, por ejemplo, las difíciles condiciones de las minorías perseguidas en varias partes del mundo; los innumerables abusos e injusticias contra los pobres y contra la creación que se han denunciado; las muchas guerras olvidadas que se han contado.”

El Papa señala que “sería una pérdida no sólo para la información, sino para toda la sociedad y para la democracia si estas voces desaparecieran: un empobrecimiento para nuestra humanidad.”

Al mismo tiempo, el Santo Padre insiste en que nada sustituye “la posibilidad de una información de primera mano y oportuna.”

Nuestra dependencia de los distintos medios de comunicación y de entretenimiento (especialmente de las redes sociales) para mantenernos informados, formar nuestras opiniones e influir en nuestra manera de actuar tiene algunas implicaciones inquietantes.

“En la comunicación, nada puede sustituir completamente el hecho de ver en persona,” afirma el Papa. “Algunas cosas se pueden aprender sólo con la experiencia. No se comunica, de hecho, solamente con las palabras, sino con los ojos, con el tono de la voz, con los gestos.”

Al confiar en los informes impresos y en las imágenes electrónicas que nos preparan terceros, corremos el riesgo de entregarnos a quienes no valoran nuestros intereses individuales, ni el bien común. “Pensemos en cuánta elocuencia vacía abunda también en nuestro tiempo, en cualquier ámbito de la vida pública, tanto en el comercio como en la política,” señala el Papa.

Para contrarrestar los efectos negativos de las noticias falsas, independientemente de sus fuentes, el papa Francisco llama nuestra atención sobre la predicación de Jesús. “La fuerte atracción que ejercía Jesús en quienes lo encontraban dependía de la verdad de su predicación,—explica el Papa—pero la eficacia de lo que decía era inseparable de su mirada, de sus actitudes y también de sus silencios. Los discípulos no escuchaban sólo sus palabras, lo miraban hablar. De hecho, en Él—el Logos encarnado—la Palabra se hizo Rostro, el Dios invisible se dejó ver, oír y tocar, como escribe el propio Juan (1 Jn 1:1-3). La palabra es eficaz solamente si se ‘ve,’ sólo si te involucra en una experiencia, en un diálogo.”

Para el papa Francisco, una comunicación verdaderamente eficaz requiere que el lector o el espectador participe activamente, y no simplemente de forma pasiva, en lo que se informa o se ve en los medios de comunicación. Esto implica necesariamente un «encuentro» y un verdadero diálogo. Significa estar abierto a puntos de vista diferentes sin sacrificar nunca los principios fundamentales.

“En nuestras manos hay libros, en nuestros ojos hechos,” afirmaba san Agustín exhortando a encontrar en la realidad el cumplimiento de las profecías presentes en las Sagradas Escrituras. Así, el Evangelio se repite hoy cada vez que recibimos el testimonio límpido de personas cuya vida ha cambiado por el encuentro con Jesús.

Desde hace más de dos mil años es una cadena de encuentros la que comunica la fascinación de la aventura cristiana. El desafío que nos espera es, por lo tanto, el de comunicar encontrando a las personas donde están y como son.

Aceptar «el testimonio límpido» de los demás no implica una aceptación pasiva. Significa dejar que las palabras y el ejemplo de Jesús nos guíen para descubrir la verdad “en cualquier ámbito de la vida [personal y] pública, tanto en el comercio como en la política.”

El papa Francisco concluye su mensaje con una oración muy poderosa. Pongamos estas palabras en las pantallas de nuestras computadoras y televisores para tenerlas siempre presentes:

Señor, enséñanos a salir de nosotros mismos, y a encaminarnos hacia la búsqueda de la verdad. 

Enséñanos a ir y ver, enséñanos a escuchar, a no cultivar prejuicios, a no sacar conclusiones apresuradas.

Enséñanos a ir allá donde nadie quiere ir, a tomarnos el tiempo para entender, a prestar atención a lo esencial, a no dejarnos distraer por lo superfluo, a distinguir la apariencia engañosa de la verdad.

Danos la gracia de reconocer tus moradas en el mundo y la honestidad de contar lo que hemos visto.
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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