September 20, 2019

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

El papa Francisco expresa su agradecimiento e infunde ánimo a todos los sacerdotes

“La carta del Santo Padre a todos los sacerdotes es un obsequio más que bienvenido que llega en un momento especialmente difícil para la Iglesia. En medio del dolor, la fealdad y la rabia, la Iglesia y, en especial los sacerdotes, podrían caer en la desesperación, lo opuesto de la esperanza. Pero en lugar de ello, el Santo Padre nos recuerda que jamás debemos olvidarnos de esos ‘momentos de luz en los que sentimos el llamado del Señor a entregar nuestra vida a su servicio.’ Este tipo de recuerdo es una evocación de los muchos momentos de agradecimiento y ánimo que el Señor y muchas personas nos han ofrecido. Mientras nos esforzamos por proteger a todo el pueblo de Dios, especialmente a los inocentes y los vulnerables, contra la maldad del abuso de poder, no debemos cegarnos a la forma en la que la alegría y la esperanza de Cristo ‘renace constantemente.’ En mi calidad de sacerdote y obispo de los Estados Unidos, le doy las gracias al Santo Padre por su maravillosa carta dirigida a nosotros.” (Cardenal Joseph W. Tobin de Newark, New Jersey)

En su carta en agosto en ocasión del 160th aniversario de la muerte del “santo Cura de Ars, patrono de todos los párrocos del mundo.” el papa Francisco reconoce el dolor que viven los sacerdotes hoy en día. También ofrece palabras de aliento y de agradecimiento “como hermano mayor y padre [...] para darles consuelo y la fortaleza de Dios y de los hermanos en los tiempos difíciles.”

La vasta mayoría de los sacerdotes que desempeñan su misión hoy en día en todo el mundo son hombres buenos y santos que “lo dejan todo,” como dice el papa, y respondieron al llamado de Cristo a seguirlo y a compartir su ministerio “en la ‘trinchera,’ llevando sobre sus espaldas el peso del día y del calor y, expuestos a un sinfín de situaciones, ‘dan la cara’ cotidianamente y sin darse tanta importancia, a fin de que el Pueblo de Dios esté cuidado y acompañado.”

El papa Francisco aprovecha la ocasión de la festividad de san Juan Vianney para expresar su agradecimiento a todos los sacerdotes “que, tantas veces, de manera desapercibida y sacrificada, en el cansancio o la fatiga, la enfermedad o la desolación, asumen la misión como servicio a Dios y a su gente.”

“Hace un tiempo—escribe el papa Francisco—manifestaba a los obispos italianos la preocupación de que, en no pocas regiones, nuestros sacerdotes se sienten ridiculizados y ‘culpabilizados’ por crímenes que no cometiero.”

Sin en modo alguno olvidar “el grito, tantas veces silencioso y silenciado, de hermanos nuestros, víctimas de abuso de poder, de conciencia y del abuso sexual por parte de ministros ordenados,” el Santo Padre procura reconfortar a los sacerdotes diciéndoles que está al tanto de que el dolor que ha sentido todo el pueblo de Dios “también ha afectado a los sacerdotes.”

“Muchos de ellos me manifestaron su indignación por lo sucedido, y también cierta impotencia, ya que además del “desgaste por la entrega han vivido el daño que provoca la sospecha y el cuestionamiento, que en algunos o muchos pudo haber introducido la duda, el miedo y la desconfianza. Numerosas son las cartas de sacerdotes que comparten este sentir,” escribe el papa. “Por otra parte, consuela encontrar pastores que, al constatar y conocer el dolor sufriente de las víctimas y del Pueblo de Dios, se movilizan, buscan palabras y caminos de esperanza.”

Las palabras de agradecimiento, ánimo y reconocimiento a todos los sacerdotes representan los esfuerzos del papa Francisco para infundir esperanza a sus hermanos. “El agradecimiento siempre es un “arma poderosa,” escribe el papa. “Sólo si somos capaces de contemplar y agradecer concretamente todos los gestos de amor, generosidad, solidaridad y confianza, así como de perdón, paciencia, aguante y compasión con los que fuimos tratados, dejaremos al Espíritu regalarnos ese aire fresco capaz de renovar [y no emparchar] nuestra vida y misión.”

Además de agradecer a sus hermanos sacerdotes, el papa Francisco procura alentarlos. “Frente a experiencias dolorosas todos tenemos necesidad de consuelo y de ánimo.”

Sin jamás negar ni atenuar la realidad del dolor y el sufrimiento, el papa Francisco invita a sus hermanos a sentir nuevamente una alegría duradera. “Más allá de nuestras fragilidades y pecados—expresa el Santo Padre—Dios siempre nos permite levantar la cabeza y volver a empezar, con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría.”

Por último, el papa Francisco concentra nuestra atención en María, la madre de Jesús y nuestra madre. “Ella, mujer de corazón traspasado, nos enseña la alabanza capaz de abrir la mirada al futuro y devolver la esperanza al presente.”

Que el Señor bendiga a todos los sacerdotes. Que la Santa Virgen los proteja, los consuele y los aliente en sus vidas cotidianas y sus ministerios.
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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