June 23, 2017

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

María, nuestra madre y la fuente de amor, consuelo y esperanza

El papa Francisco tiene una profunda devoción hacia María, la madre de Jesús y nuestra madre. A menudo exhorta a los cristianos y a todas las personas de buena voluntad, a reconocer a María como fuente de amor, consuelo y esperanza.

El mes pasado, a tan solo dos días de su viaje a Fátima para celebrar los 100 años de la aparición de la Virgen a los tres niños, ocurrida en ese lugar, el papa Francisco envió un videomensaje al pueblo de Portugal pidiéndole que lo acompañara durante su peregrinación. “Necesito que os unáis a mí; necesito que os unáis—física o espiritualmente, lo importante es que brote del corazón—para componer mi ramo de flores, mi ‘rosa de oro’ ”, expresó el Santo Padre.

“Faltan pocos días para la peregrinación, mía y vuestra, a los pies de la Virgen de Fátima, que vivimos en la gozosa espera de nuestro encuentro en la casa de la Madre.

“Me presento ante la Virgen como Pastor universal, ofreciéndole un ramo con las ‘flores’ más bellas que Jesús ha confiado a mi cuidado, prosigue—es decir, los hermanos y hermanas de todo el mundo redimidos por su sangre, sin excluir a nadie,” explica. “Por eso necesito que os unáis a mí.

“De este modo, formando todos un solo corazón y una sola alma, os confiaré a la Virgen, pidiéndole que os susurre: ‘Mi Inmaculado Corazón será tu refugio y el camino que te conducirá a Dios.’ ”

Durante el vuelo de regreso del papa, le preguntaron acerca de un informe sobre otras apariciones marianas, emitido por la comisión de Medjugorje creada en 2010 por el papa Benedicto XVI y presidida por el cardenal Camillo Ruini.

En su respuesta a las preguntas del periodista, el papa Francisco distinguió entre las primeras apariciones en Medjugorje (las presuntas siete apariciones sucedidas entre el 24 de junio y el 3 de julio de 1981) y las posteriores, señalando que se trataba de “una comisión de buenos teólogos, obispos, cardenales. Buenos, buenos, buenos. La relación-Ruini es muy, muy buena.”

Al tiempo que el papa pareció aceptar la conclusión positiva de la comisión en cuanto a las apariciones originales en Medjugorje, mostró su negativa con respecto a las apariciones actuales en curso: “Yo prefiero la Virgen madre, nuestra madre, y no la Virgen jefa de la Oficina telegráfica, que todos los días envía un mensaje a tal hora.”

El papa Francisco se resiste a la idea de que las apariciones marianas sean actividades cotidianas, como si la Madre de Dios enviara telegramas (o mensajes de texto) a un grupo elegido de seguidores entusiastas. En vez de ello, prefiere imaginarse a María como una fuente constante de amor, consuelo y esperanza para la gente de todo el mundo. Es por ello que expresó dudas con respecto a la validez de las apariciones marianas que algunos afirman suceden a diario en Medjugorje.

Al mismo tiempo, el papa dejó bien claro que reconoce los abundantes frutos espirituales de las genuinas conversiones de la “gente que va allí y se convierte, gente que encuentra a Dios, que cambia de vida.” Sea cual sea la verdad doctrinal de las presuntas apariciones de María en 1981 y desde entonces, el papa Francisco reconoce el resultado pastoral positivo que estas han tenido (lo llama “un hecho”) y que la Iglesia no puede ignorar.

La relación-Ruini destaca las necesidades pastorales y espirituales de las millones de personas que viajan a Medjugorje. En este sentido, recomienda poner fin a la prohibición de peregrinaje y establecer “una autoridad subordinada a la Santa Sede” que garantizará la dispensa de una atención pastoral adecuada, sin necesariamente reconocer la naturaleza sobrenatural de las presuntas apariciones.

El papa Francisco admite esta “solución pastoral” mientras la investigación oficial todavía esté en curso. Considera a María, primero que nada, como nuestra madre y, en raras ocasiones, como alguien que nos transmite la voluntad de Dios de formas extraordinarias.

Que María, nuestra madre, nos inspire amor, consuelo y esperanza hoy y siempre.
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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