July 9, 2021

Cristo, la piedra angular

Reflexión sobre la paternidad en el Año de San José

Archbishop Charles C. Thompson

Estamos ya a más de la mitad del Año de san José (que se inició en diciembre de y culmina en diciembre de 2021) proclamado por el papa Francisco en su carta apostólica “Patris corde” (“Con corazón de padre”) que conmemora el 150 aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia universal. Las Sagradas Escrituras no nos dicen mucho sobre san José; nunca se le cita, pero como dice el refrán, sus acciones hablan más que las palabras.

En hebreo, el nombre José significa “se multiplicará” o “hará crecer.” Como esposo de María y padre adoptivo de Jesús, la paternidad de san José no se expresó en la procreación física de muchos hijos (si acaso los hubo). Era una forma de paternidad espiritual que es especialmente necesaria en nuestro mundo actual.

El papa Francisco destaca el papel de José como protector o guardián de su esposa e hijo. Esto significa, por supuesto, que estaba presente para ellos, tanto física como emocionalmente. Hoy en día, quizás más que en las generaciones pasadas, debemos alentar y apoyar a los padres que no están ausentes o desvinculados, sino que se involucran personalmente y lo más completamente posible en la vida de su familia.

En el caso de san José, la paternidad fue claramente su vocación, una llamada que recibió directamente de Dios a través de la intervención del ángel del Señor que se le apareció en un sueño. “José, hijo de David, no temas recibir a María por esposa, porque ella ha concebido por obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús” (Mt 1:20-21). La vocación de José, según el mensajero de Dios, es la de ser un marido y un padre que acoge a María en su casa y que llama a su hijo Yeshua o “Dios salva.”

José es un excelente patrono para los padres: nos recuerda que la verdadera paternidad no es simplemente el resultado, accidental o planificado, de la relación física entre un hombre y una mujer o, como puede ocurrir hoy en día, de la inseminación artificial de la semilla de un hombre en el vientre de una mujer. La verdadera paternidad es una elección, y un compromiso, que va mucho más allá de la concepción de los hijos. Es una vocación que requiere humildad, valor y una buena dosis de perseverancia.

En “Patris corde,” el papa Francisco habla de las virtudes de la paternidad que ejemplifica san José. Además de la humildad, el valor y la perseverancia que acabamos de mencionar, entre los atributos de un padre se encuentran también la ternura, la creatividad, el trabajo duro, la aceptación y la obediencia. Una virtud adicional identificada por nuestro Santo Padre es la “castidad” de José. Dado que este término puede ser malinterpretado, cabe analizar con detenimiento lo que el papa Francisco quiere decir con esto. Según expresa:

“Ser padre implica introducir a los hijos en la experiencia de la vida y la realidad; no detenerlos, ni ser sobreprotectores o posesivos con ellos, sino hacerlos capaces de decidir por sí mismos, disfrutar de la libertad y explorar nuevas posibilidades. Quizás por esta razón la tradición también le ha puesto a José, junto al apelativo de padre, el de ‘castísimo.’ No es una indicación meramente afectiva, sino la síntesis de una actitud que expresa lo contrario a poseer. La castidad está en ser libres del afán de poseer en todos los ámbitos de la vida. Sólo cuando un amor es casto es un verdadero amor. El amor que quiere poseer, al final, siempre se vuelve peligroso, aprisiona, sofoca, hace infeliz. Dios mismo amó al hombre con amor casto, dejándolo libre incluso para equivocarse y ponerse en contra suya. La lógica del amor es siempre una lógica de libertad, y José fue capaz de amar de una manera extraordinariamente libre. Nunca se puso en el centro. Supo cómo descentrarse, para poner a María y a Jesús en el centro de su vida” (#7).

Los padres no deben ser controladores ni posesivos, sino que deben animar a sus hijos a ejercer una libertad responsable y luego estar dispuestos a dar un paso atrás y permitirles aprender de sus experiencias, incluidos sus errores y fracasos.

En su libro Ser padre con San José, Fabrice Hadjadj, teólogo y padre de nueve hijos, escribe:

“Para decirlo brevemente, somos padres por la fuerza de la naturaleza, mientras que José es padre por el Creador de la fuerza de la naturaleza. [...] la paternidad de José es más radical que la nuestra. Está más directamente vinculada a la del Padre, de quien recibe nombre toda familia en el cielo y en la tierra” (Ef 3:15).

Recemos para que en este Año de san José, todos los padres se entreguen a su vocación y miren a san José como modelo para todos los padres y tutores de niños, jóvenes y adultos jóvenes. Que el castísimo esposo de María nos enseñe a todos la dignidad y la alegría de ser padre con san José. †

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