September 20, 2019

Cristo, la piedra angular

Los santos nos muestran el camino y nos ‘guían hacia Jesús’

Archbishop Charles C. Thompson

‘Juzguen a la Iglesia católica no por aquellos que escasamente se guían por su ejemplo, sino por el ejemplo de aquellos que han vivido más cerca de esta’ (Venerable Fulton J. Sheen).

Durante los últimos dos meses he ofrecido algunas reflexiones sobre las seis razones para permanecer en la Iglesia que propone el obispo auxiliar de Los Ángeles, Robert E. Barron, en su libro titulado Carta a una Iglesia que sufre: un obispo habla sobre la crisis de abusos sexuales. Esta es la reflexión final de esta serie.

La sexta razón del obispo Barron para ser fieles a la Iglesia católica son los santos. “Todo el propósito de la Iglesia—escribe el obispo—es generar santos.” Esta razón “no es posible encontrarla en ningún otro lugar y no puede ser afectada por la perversión ni de sacerdotes ni de obispos.”

Los santos “son luces que brillan en las tinieblas,” escribe el obispo. Están presentes en cada período de la historia de la Iglesia y muy a menudo se alzan (mediante la gracia del Espíritu Santo) para contrarrestar la inmoralidad, la corrupción y la infidelidad al Evangelio que aqueja las entrañas de la Iglesia que aman. “Nunca hemos de perder de vista a los santos” nos recuerda el obispo Barron.

Los santos son luz de esperanza para nosotros porque, tal como lo escribió el papa emérito Benedicto XVI en su encíclica “Spe Salvi” (“Salvados por la esperanza”), “son luces de esperanza [...] que dan luz reflejando la luz de Cristo [...] el sol que brilla sobre todas las tinieblas de la historia” (#49).

El papa Francisco destaca que los santos no son superhéroes “nacidos perfectos» sino personas ordinarias que siguieron a Dios con todo su corazón.” “Son iguales a nosotros, son personas que antes de alcanzar la gloria del cielo llevaron vidas normales, con alegrías y sufrimientos, dificultades y esperanzas.”

Cada Santo cambió su vida al reconocer el amor de Dios, seguirlo con todo su corazón, sin condiciones ni hipocresías. “Dedicaron sus vidas al servicio de los demás, soportaron sufrimientos y adversidades sin odios y respondieron al mal con bien, difundiendo alegría y paz,” expresa el papa.

El hecho de que hoy en día vivan santos entre nosotros aún (o especialmente) en medio de los escándalos y la corrupción en la Iglesia, es un motivo para tener profunda esperanza. También es una invitación (y un desafío) a permanecer fieles a la Iglesia que fundó Jesús, no para condenar al mundo sino para transformarlo mediante el poder de su gracia. Tal como escribe el obispo Barron: “el punto es que cada uno de estos santos, de un modo absolutamente único y personal, nos revela algún aspecto de la belleza y de la perfección de Dios.”

“¡La santidad es hermosa!” “¡Es un camino hermoso!” dice el papa Francisco. “Los santos nos dan un mensaje. Nos dicen: sean fieles al Señor porque Él no los defraudará. Jamás defrauda y es un buen amigo que siempre está a nuestro lado.” Los líderes de la Iglesia quizá nos defrauden, pero si nos mantenemos fieles, el Señor jamás nos defraudará.

Abandonar la Iglesia, ya sea mediante un rechazo categórico o al alejarnos lentamente, es una manera de renunciar a la forma de vida que siguieron fielmente todos los santos, a pesar de sus diferencias. Tal como lo expresa el obispo Barron: “todos los santos comparten el hecho de ser amigos de Cristo, y por eso nosotros, que nos esforzamos por profundizar en nuestra propia amistad con el Señor, nos encontramos poderosamente hermanados con ellos.”

“La vida es como un viaje por el mar de la historia, a menudo oscuro y borrascoso, un viaje en el que escudriñamos los astros que nos indican la ruta,” escribe el Papa Benedicto en “Spe Salvi” (“Salvados por la esperanza”). “Las verdaderas estrellas de nuestra vida son las personas que han sabido vivir rectamente” (#49).

“Aunque podríamos estar distanciados de los santos por cuestiones de cultura, de personalidad y, en algunos casos, por verdaderos océanos de tiempo—escribe el obispo Barron—lo que nos une a ellos es el mejor amigo que compartimos. Esta es la principal razón por la que permanecemos unidos a la Iglesia.”

Los escándalos y la incapacidad de algunos líderes de la Iglesia para actuar con genuina autoridad pastoral e integridad, con toda razón son motivo de graves preocupaciones para los seguidores bautizados de Jesucristo. Gracias a Dios tenemos el testimonio de los santos, de todas las épocas, que nos recuerdan que la novia de Jesús (la Iglesia) es santa e inmaculada, aunque sus líderes y miembros no lo sean.

El obispo Barron nos ha brindado un gran servicio al recordarnos los numerosos motivos por los cuales debemos permanecer fieles a la santa católica y apostólica Iglesia con la cual nos comprometemos cada vez que renovamos nuestras promesas bautismales o profesamos nuestra fe en el Credo.

¡Que nuestro amigo Jesús y todos los santos nos den el valor y la esperanza que necesitamos para permanecer fieles a la Iglesia que amamos! †

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