January 17, 2025

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

Abramos las puertas de nuestros corazones a todos con esperanza y paz

En Nochebuena, el Papa Francisco abrió la Puerta Santa del Jubileo 2025 en la Basílica de San Pedro. Esta puerta representa a “Puerta de salvación abierta a todos,” dijo el papa en su mensaje “urbi et orbi” (a la ciudad y al mundo):

“Jesús es la Puerta; es la Puerta que el Padre misericordioso ha abierto en medio del mundo, en medio de la historia, para que todos podamos volver a Él. Todos somos como ovejas perdidas y tenemos necesidad de un Pastor y de una Puerta para regresar a la casa del Padre. Jesús es el Pastor, Jesús es la Puerta.”

El tema del Jubileo 2025 es “Peregrinos de esperanza.” El Papa Francisco describe este año como un tiempo en el que las esperanzas de millones de personas en todo el mundo pueden concretarse en la persona de Jesucristo, el camino, la verdad y la vida. Jesús es nuestra esperanza. Si nos encontramos con Él en la Palabra, en los sacramentos o en el servicio a todos los necesitados, nuestros anhelos más profundos quedarán satisfechos y conoceremos la paz.

El Santo Padre nos enseña que la esperanza arde como una llama abrasadora en los corazones del pueblo de Dios pero es el Espíritu Santo el que la enciende y los discípulos misioneros de Jesús que tratan de difundir la buena nueva con sus palabras y acciones, quienes la avivan. Como dice el Papa en su carta de presentación del Año Jubilar:

“Debemos avivar la llama de la esperanza que se nos ha dado y ayudar a todos a adquirir renovadas fuerzas y certezas de cara al futuro con espíritu abierto, corazón confiado y proyección. El próximo Jubileo puede contribuir en gran medida a restaurar un clima de esperanza y confianza como preludio de la renovación y el renacimiento que tan urgentemente deseamos; por eso he elegido como lema del Jubileo ‘Peregrinos de la esperanza.’

“Así será, en efecto, si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal y nos negamos a ignorar la tragedia de la pobreza rampante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de una manera acorde con nuestra dignidad humana. Aquí pienso en particular en los numerosos refugiados obligados a abandonar sus tierras natales.”

Las voces de los pobres gritan en la oscuridad y la desesperación de la pobreza, la enfermedad, la injusticia y la indiferencia. La Puerta Santa que el Papa abrió en Nochebuena nos recuerda que todos estamos llamados a abrir las puertas de nuestros corazones y acoger al pobre, al que sufre y al forastero, como Cristo lo hizo.

“Al darnos cuenta de que todos somos peregrinos en esta Tierra, que el Señor nos ha encomendado labrar y conservar [Gn 2:15], que nunca dejemos de contemplar, en el curso de nuestra estancia, la belleza de la creación y de cuidar nuestra casa común,” escribe el Papa. “Espero que el próximo Año Jubilar se celebre y se viva también con esta intención. Un número creciente de hombres y mujeres, incluidos muchos jóvenes y niños, se han dado cuenta de que el cuidado de la creación es una expresión esencial de nuestra fe en Dios y de nuestra obediencia a su voluntad.”

La Puerta que es Jesucristo nos lleva, como Peregrinos de Esperanza, a preocuparnos profundamente unos de otros y de nuestra casa común. Es lo que el Santo Padre llama “la dimensión espiritual del Jubileo, que llama a la conversión.” Nos dice que no debemos centrarnos únicamente en uno o dos aspectos de nuestro peregrinaje, sino que “también debemos abarcar estos aspectos fundamentales de nuestra vida en sociedad como parte de un todo coherente.”

En su bendición anual de Navidad, el Papa Francisco expresó su gratitud a los muchos que ya abren puertas a Cristo día tras día, cada año:

“En este día de fiesta, que no falte nuestra gratitud hacia quien se esmera al máximo por el bien de manera silenciosa y fiel. Pienso en los padres, los educadores y los maestros, que tienen la gran responsabilidad de formar a las nuevas generaciones; pienso en el personal sanitario, en las fuerzas del orden, en cuantos llevan adelante obras de caridad, especialmente en los misioneros esparcidos por el mundo, que llevan luz y consuelo a tantas personas en dificultad.”

A todos ellos, el Papa Francisco les dice simplemente: “¡gracias!”
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

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