El rostro de la misericordia / Daniel Conway
Durante Cuaresma, Pascua y más allá, caminemos juntos como peregrinos de la esperanza
En su mensaje anual de Cuaresma, el papa Francisco ofrece algunas reflexiones sobre lo que significa “caminar juntos en la Esperanza” y sobre “las llamadas a la conversion” que nuestro Dios misericordioso nos ha hecho como individuos y como comunidad de fe.
En primer lugar, el Papa explica que el lema del jubileo, “Peregrinos de Esperanza,” evoca el relato del Libro del Éxodo sobre el largo viaje del pueblo de Israel a la Tierra Prometida. “El difícil camino desde la esclavitud a la libertad, querido y guiado por el Señor, que ama a su pueblo y siempre le permanece fiel. No podemos recordar el éxodo bíblico sin pensar en tantos hermanos y hermanas que hoy huyen de situaciones de miseria y de violencia, buscando una vida mejor para ellos y sus seres queridos.”
La Cuaresma nos desafía a cambiar nuestra forma de pensar y a reconocer que todos somos peregrinos, personas que están “en camino” de un lugar, o una situación en la vida, a otra. El papa Francisco nos pide que consideremos estas tres cuestiones fundamentales:
¿Estoy realmente en camino o paralizado, estático, ya sea inmovilizado por el miedo y la desesperanza, o negado a salirme de mi zona de confort? ¿Busco formas para salirme de las situaciones de pecado y aquellas que degradan mi dignidad?
Dice que sería un buen ejercicio cuaresmal (un examen de conciencia) que comparáramos nuestra vida cotidiana con la de otra persona—quizá un emigrante o un exiliado—y nos compadeciéramos de sus experiencias “para descubrir lo que Dios nos pide, para ser mejores caminantes hacia la casa del Padre.”
Todos estamos de viaje. Pero, ¿qué significa “viajar juntos,” ser compañeros de viaje en una peregrinación de esperanza?
“La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos,” nos dice el Santo Padre.
Citando la carta de san Pablo a los Gálatas, el Papa explica que caminar juntos significa “caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios” (Gal 3:26-28). También significa “caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido.”
Algunos cuestionan el énfasis constante (e insistente) del papa Francisco en la sinodalidad como forma de ejercer el liderazgo en la Iglesia, pero él se muestra inflexible en este sentido:
“Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.” Cree firmemente que, especialmente en esta Cuaresma, “Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades.”
El papa Francisco identifica la sinodalidad como una llamada a la conversión que nos pide cooperar con los demás, mostrarnos receptivos, con gestos concretos, tanto con los que están cerca como con los que están lejos, y hacer que los demás se sientan parte de la comunidad de peregrinos sin mantenerlos a distancia. Nos invita a caminar juntos en una esperanza que no desilusiona (Rom 5:5), que es el mensaje central del Jubileo de 2025, y que debería ser el centro de nuestro camino cuaresmal hacia la victoria de la Pascua.
Según el Santo Padre:
Esta es, por tanto, la tercera llamada a la conversión: la de la esperanza, la de la confianza en Dios y en su gran promesa, la vida eterna. Debemos preguntarnos: ¿poseo la convicción de que Dios perdona mis pecados, o me comporto como si pudiera salvarme solo? ¿Anhelo la salvación e invoco la ayuda de Dios para recibirla? ¿Vivo concretamente la esperanza que me ayuda a leer los acontecimientos de la historia y me impulsa al compromiso por la justicia, la fraternidad y el cuidado de la casa común, actuando de manera que nadie quede atrás?
Todos somos peregrinos; la cuestión es si caminamos solos como individuos aislados o si caminamos juntos como peregrinos de la esperanza.
(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.) †