July 21, 2017

El rostro de la misericordia / Daniel Conway

Diálogo, compromiso y realidad como elementos necesarios para abordar las necesidades de los inmigrantes

El papa Francisco nunca se ha cohibido ni ha evitado expresar su preocupación frente al cuidado de las personas que lamentablemente no encuentran en sus países de origen condiciones adecuadas de seguridad y de subsistencia, y que se ven obligadas a emigrar a otros lugares.

En una carta reciente enviada a Blanca Alcalá, presidenta del Parlamento Latinoamericano y Caribeño, el papa felicitó a los líderes latinoamericanos por su esfuerzo para contribuir a ofrecer una vida más digna a los inmigrantes y sus familias.

“Del título de su encuentro [Alto Nivel sobre Migración en América Latina y el Caribe: Realidades y Compromisos rumbo al Pacto Mundial] me gustaría destacar tres palabras, que invitan a la reflexión y al trabajo: realidad, diálogo y compromise,” expresó el Santo Padre. Seguidamente, el papa planteó unas breves reflexiones acerca de cada uno de estos tres conceptos.

“En primer lugar, la realidad. Es importante conocer el porqué de la migración y qué características presenta en nuestro continente. Esto requiere no sólo analizar esta situación desde ‘la mesa de studio,’ sino tomar contacto con las personas, es decir con rostros concretos. Detrás de cada emigrante se encuentra un ser humano con una historia propia, con una cultura y unos ideales. Un análisis aséptico produce medidas esterilizadas; en cambio, la relación con la persona de carne y hueso, nos ayuda a percibir las profundas cicatrices que lleva consigo, causadas por la razón o la sinrazón de su migración.”

Para el papa Francisco, así como para la doctrina social católica, la dignidad de la persona individual es lo primero. Los seres humanos no son estadísticas ni mercancía; no son seres extraños ni extranjeros, sino nuestros hermanos y hermanas hechos a imagen y semejanza de Dios. El papa exhortó a los líderes latinoamericanos a cerciorarse de examinar desde la perspectiva de la experiencia directa, todos los acuerdos y medidas de seguridad, para verificar que se ajusten a la realidad. “Como miembros de una gran familia—destacó el papa—debemos trabajar para colocar en el centro a la ‘persona’; ésta no es un mero número ni un ente abstracto sino un hermano o hermana que necesita sentir nuestra ayuda y una mano amiga.”

El segundo concepto del cual habla el papa Francisco es el “diálogo.”

“En este trabajo es indispensable el diálogo. No se puede trabajar de forma aislada; todos nos necesitamos. Tenemos que ser capaces de pasar de una cultura del rechazo a una cultura del encuentro y de la acogida. La colaboración conjunta es necesaria para elaborar estrategias eficientes y equitativas en la acogida de los refugiados.

“Lograr un consenso entre las partes es un trabajo ‘artesano,’ minucioso, casi imperceptible pero esencial para ir dando forma a los acuerdos y a las normativas. Se tienen que ofrecer todos los elementos a los gobiernos locales como también a la Comunidad internacional, a fin de elaborar los mejores pactos para el bien de muchos, especialmente de los que sufren en las zonas más vulnerables de nuestro planeta.

“El diálogo es fundamental para fomentar la solidaridad con los que han sido privados de sus derechos fundamentales, como también para incrementar la disponibilidad para acoger a los que huyen de situaciones dramáticas e inhumanas.”

No le corresponde al Papa dilucidar los detalles de los convenios entre los países y los pueblos en cuanto al tratamiento del inmigración, pero insiste en que no es posible plantear tales “acuerdos y normativas” de una forma que sea humana y que atienda al bien común, a menos que se considere a los inmigrantes como seres humanos con rostros propios y a menos que se entable un diálogo genuino.

Por último, el papa Francisco reflexionó acerca del “compromise” como el tercer concepto fundamental.

“Para dar una respuesta a las necesidades de los emigrantes, se requiere el compromiso de todas las partes. El problema de la migración en Latinoamérica y en todo el mundo es serio. No podemos quedarnos en el análisis minucioso y en el debate de ideas, sino que nos apremia dar una solución a esta problemática. El trabajo es enorme y se necesitan hombres y mujeres de buena voluntad que, con su compromiso concreto, puedan dar respuesta a este ‘grito’ que se eleva desde el corazón del emigrante. No podemos cerrar nuestros oídos a su llamado.”

La carta del Papa Francisco exhorta a los gobiernos nacionales a asumir su responsabilidad para con todos aquellos que residen en sus respectivos territorios y reafirma el compromiso de la Iglesia Católica a través de la presencia de iglesias locales y regionales para “responder a esta herida que llevan consigo tantos hermanos y hermanas nuestros.”

Por último, el papa imploró la intercesión de la Santa Virgen María. “Ella, que también vivió la emigración huyendo a Egipto con su esposo y su Hijo Jesús, los cuide y sostenga con su ayuda maternal.”
 

(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.)

Local site Links: